Readaptación deportiva: recupera tu nivel y evita lesiones

La práctica de cualquier deporte o actividad física lleva consigo de manera inherente el riesgo de lesionarse en algún momento. Independientemente de la modalidad, el deporte implica una serie de requerimientos físicos en el sistema cardiovascular, neuromuscular y musculoesquelético; donde se muestran patrones de movimientos técnicos-deportivos que implican aceleraciones, desaceleraciones, cambio de dirección, sprints, saltos, giros, frenadas… con demandas fisiológicas de carga externa e interna durante entrenamientos y competiciones. Ante estas demandas, se exige una preparación de habilidades motoras que eviten lesiones.
Ante estas situaciones de demandas físicas y mecánicas, tras una lesión, la readaptación deportiva o return to play es una fase primordial, ya que ayuda al regreso a la competición y a la práctica deportiva de manera segura y eficaz.
¿Qué es la readaptación deportiva?
La readaptación deportiva es el proceso dinámico, progresivo, interdisciplinar y planificado que conecta la rehabilitación clínica con el retorno a la práctica deportiva. Se enfoca en recuperar las capacidades físicas, funcionales, técnicas y psicológicas del deportista para que pueda reincorporarse a su actividad en óptimas condiciones tras haber sufrido una lesión.
Todo el proceso de readaptación se basa en varios aspectos como el diagnóstico correcto, la variabilidad del proceso, el control y manejo con cargas de trabajo, la gestión del riesgo y los modificadores de lesión para minimizar el riesgo de recaída de una lesión y devolver el máximo potencial funcional.
La readaptación deportiva parte de un diagnóstico que considera las características clínicas y biomecánicas de la lesión y factores de riesgo asociados. También los factores psicosociales desempeñan un papel importante en el return to play, ya que el deportista debe sentirse seguro y confiado para volver a competir. No basta con recuperarse físicamente, debe tener la mentalidad adecuada que le permita retomar su actividad a pleno rendimiento.
Diferencias entre rehabilitación y readaptación
Es bastante común confundir los términos de rehabilitación con readaptación, pero los objetivos, función y metodologías son distintos. La rehabilitación es la etapa clínica con enfoque en la recuperación de la integridad estructural y funcional del área lesionada. Busca aliviar síntomas como el dolor, restaurar la movilidad articular, controlar la inflamación, regenerar tejidos y comenzar el proceso de activación muscular.
En cambio, la readaptación comprende la etapa transicional entre el alta médica y el retorno completo a la práctica deportiva. Tiene un enfoque más funcional y deportivo centrado en mejorar la fuerza, la resistencia, la coordinación, la velocidad y las habilidades específicas del deporte del atleta.

Para entenderlo de manera sencilla, la rehabilitación te devuelve la salud y la readaptación te devuelve el rendimiento.
¿Por qué es importante la readaptación deportiva?
Tras una lesión, hay diversos factores que influyen para que la vuelta a la actividad deportiva se realice de forma óptima y segura, por lo que la readaptación en este aspecto es una de las claves para ello. Bajo la función y objetivos de la readaptación, el deportista presenta una recuperación íntegra con garantías físicas en rendimiento y garantías psicológicas por medio de la confianza. Así, se enfoca en la prevención de nuevas lesiones o recaídas, corrigiendo y minimizando nuevos incidentes. Además, la vuelta a la actividad tras centrarse en mejorar variables como la fuerza, resistencia y flexibilidad puede incluso mejorar el rendimiento previo a la lesión.
Fases de la readaptación deportiva
Aunque la readaptación tiene como principio la individualización, de manera general podemos dividir el proceso de readaptación deportiva en una serie de fases, desde la recuperación de la movilidad de la zona lesionada, comenzando así a introducir la actividad física normalizada, hasta la vuelta al deporte, primero de baja carga y por último de alta carga.
En una fase inicial, donde el deportista ya no presenta dolor ni inflamación, pero no está preparado para entrenar a alta intensidad, se trabaja la movilidad funcional, la activación muscular específica, ejercicios correctivos, control del core y reeducación del gesto deportivo de forma básica.
Una vez superada esta primera fase, se puede ir introduciendo entrenamientos de baja carga. Se puede empezar al 50% de las capacidades máximas del deportista e ir aumentando la intensidad entre un 10 o 15 % cada semana, siempre que ese incremento no genere dolor o molestias en la zona lesionada durante el entrenamiento o al día siguiente.
En fase más avanzada de readaptación específica, se introducen cargas de intensidad alta con ejercicios de práctica real simulando situaciones, gestos técnicos en grados de potencia progresiva y ejercicios de fuerza explosiva, velocidad y agilidad. En esta fase que precede a la vuelta a la competición, la readaptación funcional alcanza de manera exitosa y eficaz las diferentes acciones de la especialidad deportiva.
La importancia del trabajo interdisciplinar
El éxito en la readaptación deportiva va a depender, de manera importante, de la comunicación entre los distintos profesionales. Este tipo de trabajo, por su propia naturaleza, requiere de un equipo multidisciplinar que esté en contacto constante para elaborar el plan, tomar decisiones y determinar la reincorporación. Encontramos diferentes profesionales como médicos, fisioterapeutas, preparadores físicos, entrenadores, psicólogos y, sin olvidar, al propio deportista.
Una de las preguntas frecuentes al considerar esta especialización es cuánto cobra un readaptador deportivo. El salario puede variar según el país, experiencia y el entorno laboral (clubes profesionales, centros de alto rendimiento o consultas privadas). En general, un readaptador deportivo puede percibir entre 18.000 y 35.000 euros anuales en etapas iniciales, pudiendo superar los 50.000 euros con experiencia y especialización.
En el proceso de readaptación, como ejemplo, el médico determina cuándo dar el alta clínica, el fisioterapeuta garantiza que la estructura esté lista para la carga, el readaptador gestiona el retorno progresivo a la funcionalidad y el preparador físico supervisa el regreso competitivo. De manera ideal, la decisión del return to play se debe tomar consensuadamente entre todos los responsables deportivos.
Por último, no hay que olvidar que en un contexto donde el deporte exige cada vez más del cuerpo y la mente, integrar la readaptación como parte natural del proceso de retorno deportivo no es solo recomendable, es necesario, convirtiéndose en el puente entre la lesión y el rendimiento.
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Referencias
Readaptación y retorno deportivo en el alto rendimiento. Del laboratorio al campo de juego: una revisión de la literatura. Alfonso Mantilla, José Iván. DOI: 10.24310/riccafd.2022.v11i3.15381
Pautas generales en el proceso de readaptación al entrenamiento después de una lesión deportiva. Toni Caparrósa, Montserrat Pujolc, Carlos Salase,f DOI: 10.1016/j.apunts.2017.02.002
Retorno al deporte, integrando el proceso desde la rehabilitación convencional a la readaptación deportiva: revisión narrativa. Pavel Loeza-Magaña, Héctor R. Quezada-González, Pedro I. Arias-Vázquez. Doi: 10.18176/archmeddeporte.00049
El readaptador físico-deportivo. Prevención, readaptación y reentrenamiento para la mejora del rendimiento físico-deportivo y de la salud del deportista. Pilar Sainz de Baranda. DOI: https://doi.org/10.55166/reefd.v438i3,%20suplemento.4465