¿Qué importancia tienen los alimentos funcionales para la salud?

27 Marzo 2024
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Descubre cuáles son los alimentos funcionales y cómo incluirlos en tu dieta para lograr una nutrición saludable
Salud deportiva

La nutrición es la base de una buena salud. Gracias a ella, se evitan muchas enfermedades, se refuerza el sistema inmunológico e incluso se mejoran muchas disfuncionalidades del organismo. Por el contrario, una mala alimentación, también puede desencadenar graves patologías como enfermedades coronarias y obesidad. 

En este post daremos un paso más en el mundo de la nutrición y nos adentraremos en los alimentos funcionales. Cuáles son, qué beneficios tienen y cómo deben consumirse para que desencadenen los procesos que más nos interesan. ¡Vamos a ello! 

¿Qué son los alimentos funcionales? 

Todos los alimentos aportan nutrientes al organismo, pero existen algunos que, si se combinan de determinada forma, añaden beneficios específicos para cubrir ciertas necesidades. Los alimentos funcionales son aquellos que, además de proporcionar nutrientes básicos como proteínas, grasas y carbohidratos, también contienen vitaminas, fibras, antioxidantes, minerales y demás bioactivos que proporcionan beneficios adicionales para la salud.  

Los alimentos funcionales son tendencia y se usan conscientemente para prevenir o tratar enfermedades y para mantener el bienestar general. En este punto, es importante destacar que no deben ser considerados como una medicina o como una solución milagrosa para problemas severos de salud. Nunca se debe sustituir a las recomendaciones de un médico, sino entenderse como complemento de una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable.  

Ejemplos de alimentos funcionales 

Los alimentos funcionales pueden ser naturales, conteniendo principios activos por sí mismos, como el yogur, o modificados, como a los que se le añaden o se le eliminan sustancias. Si uno de tus retos siempre ha sido llevar una alimentación más saludable y consciente, comienza a incluir alimentos funcionales en tu dieta. Puedes empezar por estos básicos: 

Alimentos funcionales naturales 

  • Pescado azul: fuente de Omega 3, hay estudios que han demostrado su efecto para prevenir enfermedades coronarias, contribuir al mantenimiento cognitivo y a reducir el colesterol. 
  • Ajo: tiene alto contenido en compuestos organosulfurados y previene de enfermedades relacionadas con el sistema digestivo. 
  • Naranja y otros cítricos: el alto contenido en Vitamina C potencia el sistema inmune. 
  • Frutos secos: ricos en ácidos grasos monoinsaturados que reducen el riesgo de patologías cardíacas. Los más recomendados son las almendras, las nueces y las avellanas.  
  • Tomate: es la principal fuente del tipo de antioxidante licopeno, se relaciona con la prevención de algunos tipos de cáncer, como el de mama, próstata, pulmón y estómago. 
  • Arándanos: tienen muchos antioxidantes y antocianinas.  

Alimentos funcionales modificados 

  • A los que se añaden componentes como sal yodada o proteínas. Cada vez es más común encontrar este tipo de productos. 
  • Los que sustituyen componentes nocivos por otros de mayor calidad nutricional, como, por ejemplo, azúcar refinada por edulcorantes inocuos. 
  • Productos de los que se elimina un componente que causa daños en algunas personas, como los alimentos sin gluten. 
  • A los que se les aumenta la concentración de algunos elementos, como la leche enriquecida con Calcio 
  • Los que sufren alteraciones metabólicas, como a los que se les añade fitoesteroles, con estructura similar al colesterol, que reducen el colesterol total y el LDL plasmático al disminuir su absorción a nivel intestinal. 

Las 5 características de los alimentos funcionales 

Para definir un alimento como funcional debe reunir las siguientes características: 

  • Debe ser un alimento de consumo cotidiano para, precisamente, poder recurrir a él habitualmente y que este produzca su efecto. 
  • Su consumo no puede producir ningún efecto nocivo, más allá de las alergias específicas que padezca una persona.  
  • Cuenta con propiedades nutritivas y beneficiosas verificadas científicamente para el organismo. 
  • Disminuye y/o previene el riesgo de contraer enfermedades, además de mejorar el estado de salud de los individuos. 
  • Deben poder demostrarse sus efectos consumiendo las cantidades que normalmente se consumen en la dieta. 

¿Cuáles son los objetivos que se persiguen con una nutrición basada en alimentos funcionales? 

Generalmente, los objetivos a los que aspiramos al recurrir a este tipo de dieta rica en alimentos funcionales son a la pérdida de peso, a paliar los efectos de los radicales libres en nuestro organismo, a prevenir enfermedades cardiovasculares o a mitigar los efectos del colesterol, a mejorar el tránsito intestinal y a aligerar las digestiones o a mejorar las funciones cerebrales.  

En realidad, todos los alimentos naturales o no procesados reportan algún beneficio al organismo. Lo ideal para llevar una dieta saludable es saber combinarlos de manera que en cada toma aglutinemos todos los macro y micronutrientes.  

¿A qué personas se le recomienda específicamente llevar una alimentación funcional? 

Llevar una alimentación saludable e inteligente, entendiendo por esto, saber cómo combinar los alimentos para cubrir las necesidades de nuestro organismo, es recomendable para todo el mundo. No obstante, sí que hay colectivos a los que se les receta una dieta específica para prevenir problemas de salud o potenciar ciertos aspectos. 

  • Individuos con necesidades especiales, como: embarazadas, mujeres posmenopáusicas, mujeres en edad fértil, niños en período de crecimiento rápido, fumadores, bebedores, y personas de edad avanzada, 
  • Personas que siguen una dieta inadecuada o poco saludable. 
  • Deportistas profesionales que realizan ejercicio físico muy intenso. 
  • Personas mayores con problemas de masticación y digestión. 
  • Individuos con tratamientos farmacológicos que interfieren en la absorción de nutrientes. 
  • Personas que presentan enfermedades digestivas o renales crónicas, como enfermedad de Crohn, celiaquía, intolerancia a la lactosa, mala absorción de grasas, síndrome de intestino corto, etc. 
  • Veganos. 

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