Una lesión deportiva se refiere a cualquier daño o alteración física que ocurre como resultado de la participación en actividades deportivas o de ejercicio físico. Estas lesiones pueden ocurrir debido a diversos factores, como la falta de calentamiento adecuado, técnicas incorrectas, fatiga muscular o condiciones ambientales adversas.
Cuando una persona se somete a ejercicio físico intenso, existe la posibilidad de sufrir lesiones, que pueden afectar diferentes partes del cuerpo. La zona lesionada puede abarcar músculos, ligamentos, tendones, huesos o articulaciones, y la gravedad de la lesión varía desde leves molestias hasta lesiones más graves.
Una lesión deportiva a menudo se manifiesta con síntomas como dolor, hinchazón, hematomas, y en algunos casos, limitación de movimiento en la zona afectada. Esta limitación de movimiento puede obstaculizar la capacidad de realizar actividades cotidianas y deportivas.
Tipos de lesiones deportivas más comunes
Esguinces y distensiones: son lesiones en ligamentos (esguinces) o músculos y tendones (distensiones) que pueden ocurrir debido a movimientos bruscos, malas posturas o falta de calentamiento.
Fracturas: las roturas en huesos pueden surgir por impactos directos, caídas o fuerzas excesivas durante la actividad física.
Tendinitis: la inflamación de los tendones es muy común, a menudo causada por el uso repetitivo o movimientos inadecuados.
Lesiones en meniscos y ligamentos de la rodilla: son de las lesiones más recurrentes en deportes que involucran cambios de dirección rápidos, como el fútbol o el baloncesto.
Lesiones en el hombro: incluyen dislocaciones, separaciones y lesiones del manguito de los rotadores, siendo comunes en deportes de lanzamiento o levantamiento de peso.
Lesiones en la espalda baja: pueden resultar de movimientos incorrectos, levantamiento de peso excesivo o malas posturas, y son comunes en deportes como el levantamiento de pesas.
Fascitis plantar: inflamación en la planta del pie, a menudo relacionada con correr o practicar deportes que involucran saltos y carrera.
Codo de tenista (epicondilitis lateral): una lesión que afecta los tendones en el lado externo del codo, generalmente causada por movimientos repetitivos de muñeca y antebrazo. A pesar de su nombre, el codo de tenista no se limita solo a quienes practican tenis.
Métodos que usan los expertos y fisioterapeutas para aliviar el dolor
Hielo (crioterapia): la aplicación de hielo en la zona afectada ayuda a reducir la inflamación y aliviar el dolor. Se recomienda la aplicación intermitente de compresas frías durante las primeras 48 horas después de la lesión.
Compresión: el uso de vendajes elásticos o prendas de compresión puede ayudar a reducir la hinchazón y proporcionar soporte a la zona lesionada.
Elevación: elevar la parte del cuerpo afectada por encima del nivel del corazón ayuda a reducir la hinchazón al facilitar el drenaje del fluido acumulado.
Reducir la inflamación: los fisioterapeutas pueden emplear técnicas manuales, como masajes y terapia de ultrasonido, para reducir la inflamación y promover la circulación sanguínea.
Fisioterapia: los programas de fisioterapia personalizados incluyen ejercicios, estiramientos y técnicas específicas para fortalecer los músculos, mejorar la flexibilidad y acelerar la recuperación.
Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs): pueden ser recetados para reducir el dolor y la inflamación, pero su uso debe ser supervisado por un profesional de la salud.
Resonancia Magnética (RM): la resonancia magnética es una herramienta diagnóstica que permite a los médicos obtener imágenes detalladas de las estructuras internas del cuerpo, como huesos, músculos y articulaciones. Se utiliza para evaluar la gravedad de una lesión y planificar el tratamiento adecuado.
¿Cómo podemos evitar lesiones?
Los expertos recomiendan seguir estas indicaciones para prevenir lesiones, porque siempre será mejor que curarlas.
Realizar estiramientos antes y después del ejercicio, incorporando ejercicios de estiramiento tanto antes como después de la actividad física para mejorar la flexibilidad y reducir la tensión muscular.
Aumentar progresivamente la intensidad, duración o carga de tus actividades de forma progresiva para permitir que tu cuerpo se adapte.
Aprender primero la técnica correcta para el deporte seleccionado, ya que las malas técnicas pueden aumentar el riesgo de lesiones.
Programar días de descanso entre sesiones intensas para permitir que tu cuerpo se recupere adecuadamente.
Usar el equipo deportivo adecuado y asegurarse de que esté en buen estado para proporcionar el soporte necesario.
Mantener al organismo bien hidratado y nutrido con una dieta equilibrada para asegurar que tu cuerpo tenga la energía necesaria para el rendimiento.
Es muy importante prestar atención a las señales de fatiga, dolor o malestar y respeta tus límites.
Fortalecer los músculos incorporando ejercicios de fortalecimiento muscular en tu rutina para mejorar la estabilidad y reducir el riesgo de lesiones.
Variar en las actividades físicas para evitar la sobreutilización de ciertos músculos y reducir el desgaste específico.
