Dieta depurativa: ¿es realmente efectiva?
Hace unos años, comenzaron a salir celebrities portando llamativos zumos de un verde intenso por todo tipo de medios, sobre todo en redes sociales. Estos compuestos eran los famosos batidos détox y se aseguraba (sin ningún fundamento científico) que eran capaces de limpiar las toxinas almacenadas en el cuerpo tras unos días de excesos. La creencia de que este alimento te ayudaba a perder peso, a perder grasa y a mejorar el aspecto del pelo y la piel corrió como la pólvora, porque se asociaba a la buena imagen de estas famosas que los promocionaban.
La pregunta es: ¿funcionan realmente estos batidos o las glamourosas chicas de Hollywood lucían así por su estilo de vida, sacrificadas dietas bajas en azúcares y grasas y millonarios tratamientos de belleza? Los médicos se inclinan por la segunda opción.
¿Es necesario desintoxicar al organismo por medios externos?
Salvo en casos muy extremos, en el que se haya dado una intoxicación con sustancias nocivas y sea necesario intervención médica de urgencia, no, tu cuerpo no necesita de dietas depurativas ni de caros productos détox. Es más, si tomas el hábito de ingerir este tipo de alimentos, puedes dañar a tu organismo.
Los excesos siempre pasan factura y lo mejor siempre es llevar una dieta saludable, realizar ejercicio diario y, en caso de darse algún capricho, seguir con tu rutina al día siguiente. Como ves, es más sencillo que hacer recetas extravagantes o gastarse dinero en productos poco fiables.
Un cuerpo sano no necesita desintoxicarse, porque ese es el trabajo del hígado (que metaboliza las toxinas en sustancias inocuas, eliminando los desechos a través de las heces o por la orina); y de los riñones (que filtran la sangre y elimina sustancias por la orina). Estas funcionas se realizan de forma cotidiana, sin la necesidad de ayudas externas. De hecho, si alguno de estos órganos no funcionara correctamente, los productos depurativos podrían dañarlos. Según los expertos, este tipo de dieta puede hasta llegar a provocar hepatitis.
El Marketing ha puesto de su parte a las toxinas
Los nutricionistas consideran toxinas a las sustancias tóxicas, que nada tienen que ver con los nutrientes, de mejor o peor calidad, lleva lo que comemos. Ni las grasas ni los azúcares más refinados se consideran toxinas. Los médicos denominan “toxinas” a las sustancias dañinas que no son macro ni micronutrientes, como las drogas, el tabaco o el alcohol. Sin embargo, los mensajes publicitarios juegan con la no definición de la palabra “toxina”, es decir, la desinformación es la que nos vende las dietas depurativas.
¿Qué riesgos para la salud conllevan las dietas depurativas?
Cómo hemos mencionado anteriormente, las dietas détox, no solo son inefectivas, sino que son peligrosas por los siguientes motivos:
- Son muy bajas en carbohidratos, grasas y proteína, lo que puede desencadenar problemas de pérdida de masa muscular, o índices saludables de grasa visceral.
- Puede provocar dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, cambios drásticos de humor.
- Provoca el temido efecto rebote. Es decir, pérdida rápida de peso y recuperación aún más rápida de los kilos perdidos e incluso algunos más.
- Déficit de vitaminas y minerales esenciales para el funcionamiento del organismo.
- Favorecen la formación de cálculos renales.
¿En qué consiste el efecto rebote y cómo se produce?
Las consecuencias del efecto rebote todos los conocemos: pérdida rápida de peso y ganancia igual de rápida multiplicada por dos. Pero ¿por qué se da este fenómeno cuando seguimos una dieta demasiado estricta?
Cuando se reducen drásticamente la ingesta calórica y, además, sumamos el ejercicio intenso, el cuerpo entra en un estado de alerta. El cuerpo humano está diseñado para sobrevivir, y cuando se reduce la ingesta calórica o se aumenta la actividad física, se usan las reservas de energía almacenadas en forma de grasa. Hasta ahí todo correcto, pero el problema viene cuando nos pasamos con las restricciones y el cuerpo activa su mecanismo de defensa frente a una crisis de alimento.
Cuando el cuerpo entra en este estado de estrés, se reduce el metabolismo basal y se aumenta el apetito, para incitarnos a buscar comida, lo que puede llevar a una mayor ingesta de alimentos y a la recuperación del peso perdido. Por otro lado, cuando damos por terminada la dieta y damos al organismo los nutrientes y energía habituales, este no comienza a gastar la energía como siempre, sino que se ha acostumbrado a ralentizar el metabolismo y además tiende a generar reservas.
¿Cómo evitar entonces el efecto rebote?
- Punto uno: no siguiendo ningún tipo de dieta depurativa ni otra que no se base en una dieta saludable y equilibrada combinada con ejercicio físico.
- Punto dos: si realmente te has comprometido contigo mismo a conseguir una mejor versión de ti, haz las cosas bien, y esto significa no ver resultados rápidos ni usar productos “milagrosos”, porque no existen. Lo más efectivo es que te pongas en manos de un profesional de la nutrición, que te elabore una dieta personalizada y que te lleve un seguimiento. Tu parte del trato consistirá en ser constante y mantener la fuerza de voluntad para cumplir con tus obligaciones.
- Punto tres: como sabes, realizar ejercicio físico habitualmente, de tres a cinco veces por semana, es clave para conseguir tus objetivos físicos. Recuerda que para verte bien y estar sano, debes evitar perder músculo y esto solo se consigue con ejercicios de fuerza y una dieta equilibrada, alta en proteína, pero sin eliminar los hidratos.
- Punto cuatro: ¿Quieres empezar a entrenar en un gimnasio, pero las máquinas te parecen complejos artilugios? No te preocupes si no sabes por dónde empezar, siempre puedes contratar los servicios de un profesional del entrenamiento personal. Ellos te proporcionarán toda la información que necesitas para aprender a entrenar y te diseñarán una rutina de ejercicios diarios con los que lograrás una mejora progresiva. ¡El secreto está en la constancia!
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